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Ganeśa: El Señor de los Comienzos y Guardián de los Obstáculos


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Se está celebrando Gaṇeśa Caturthī, la gran festividad en honor a Ganeśa, el dios de la sabiduría y los nuevos comienzos. Según el Śiva Purāṇa y el Skanda Purāṇa, la diosa Pārvatī creó a Ganeśa a partir de la pasta de sándalo que usaba para bañarse, dándole forma de niño y soplando vida en él. Lo colocó como guardián en la puerta mientras se bañaba. Cuando Śiva, su esposo, intentó entrar, el niño —sin saber quién era— le negó el paso. Enojado por la insolencia, Śiva lo decapitó. Al ver el dolor de Pārvatī, los dioses intervinieron para apaciguarla, y se ordenó traer la cabeza del primer ser vivo que se encontrara mirando hacia el norte, que resultó ser un elefante joven. Śiva colocó la cabeza sobre el cuerpo del niño y lo devolvió a la vida, proclamándolo su hijo y el señor de los obstáculos y los nuevos comienzos.

Existen otras versiones en los Purāṇas: el Brahma Vaivarta Purāṇa dice que nació ya con cabeza de elefante, como hijo directo de Śiva y Pārvatī; el Varāha Purāṇa lo relaciona con el deseo de Pārvatī de tener un hijo sin intervención masculina; y el Padma Purāṇa lo describe como deidad primordial, anterior incluso a muchos otros dioses, con el poder de remover obstáculos tanto en lo espiritual como en lo material.

La forma de Ganeśa tiene un profundo simbolismo. Su cabeza de elefante, según el Śiva Purāṇa, le otorga sabiduría, memoria y discernimiento; su colmillo roto (ekadanta), mencionado en el Padma Purāṇa, representa la superación de la dualidad y la concentración en lo esencial; su gran barriga (lambodara), descrita en el Skanda Purāṇa, contiene en sí misma el universo entero, lo dulce y lo amargo de la vida. El ratón como vehículo (mūṣaka), según el Varāha Purāṇa, simboliza la mente inquieta que, al ser domada, se convierte en instrumento de la conciencia. Sus cuatro brazos, explicados en el Gaṇeśa Atharvaśīrṣa, sostienen distintos objetos: el pāśa (lazo), que ata a los obstáculos; el aṅkuśa (anzuelo), que guía hacia la verdad; el modaka, dulce que simboliza la recompensa espiritual; y la mano en abhaya mudrā, gesto de protección y bendición.

Durante Gaṇeśa Caturthī, que dura entre diez y once días, se instalan estatuas de Ganeśa en casas y espacios públicos, ofreciéndole flores, dulces —especialmente modaka, su favorito— y cánticos. Al finalizar la festividad, las imágenes son llevadas en procesión hacia ríos o mares para ser sumergidas, recordando la naturaleza efímera de todas las formas.

Más allá de la devoción religiosa, Ganeśa representa un símbolo universal del nuevo comienzo. Invocarlo es invitar a la claridad, la paciencia y la fuerza necesarias para atravesar los obstáculos de la vida. Su mantra más conocido, “oṃ gaṃ gaṇapataye namaḥ”, saluda al Señor Ganeśa, quien elimina los obstáculos y concede prosperidad. Que su energía nos inspire a abrir caminos y transformar cada desafío en aprendizaje y sabiduría.

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